La invención del mundo

Julia era una niña particular que percibía el mundo de una manera diferente. Era capaz de escuchar los sonidos más suaves, incluso llegaba a conversar con los insectos, pero no le gustaban los ruidos muy fuertes. También veía algunas cosas a su manera. Para Julia, la mariquita que vivía en el árbol de jabuticabas de la escuela era dorada con manchas moradas, mientras que los otros niños la veían roja con manchas negras. Julia tenía sensaciones que ni siquiera sabía cómo definirlas, por lo que inventaba nombres para ellas. También inventaba juegos y tenía ideas geniales para resolver problemas. Pero los otros niños no comprendían sus inventos y por eso no querían jugar con ella. Hasta que llegó Tina a la escuela, una niña muy astuta e igualmente sensible, que ayudó a interpretar las invenciones de su amiga. Juntas, inventaron un mundo mejor.