Molino, trae en sí mismo el contraste de los ensueños pueriles con la fría realidad madurada, es un principio y un recomenzar permanentes, perennes como el ciclo del agua, el ciclo de la vida. Hay un movimiento constante en esta poesía que fluye y pulsa al mismo tiempo que aplasta y silencia el sentimiento. Así somos, en la lucha diaria, caballeros con armadura contra los invisibles molinos de viento, que desvían nuestra vida del eje, lanzándonos a la aventura de simplemente vivir. En las páginas que siguen encontrarás una modernidad revestida de sencillez, notable por la falta de puntuación y la inicialización en minúsculas en todos los versos, lo que nos da, en cierto modo, la idea de que somos pequeños, pero no por eso menos grandes. Si tuviera que dar una dirección a seguir, como guía para esta lectura, simplemente diría: ¡Siéntelo!
Luiza Castro