De los recuerdos que dejé en otra casa

A punto de mudarse a Buenos Aires con su compañera embarazada, Tadeo se encuentra paralizado entre lo que desea ser y construir en este futuro que se precipita y lo que deja atrás. ¿Y qué deja atrás? No lo sabe. El escritor que lucha para que las palabras salgan del papel, no las usa él mismo, pero en todo momento es el recuerdo del padre lo que lo inquieta. Enfrentar a este padre es poder vislumbrar algo de sí mismo en aquel que más detesta y también desentrañar al padre que tuvo; al abuelo que nunca llegó a conocer y cuya relación y existencia catastrófica se reflejan en la forma de enfrentar a este padre; al hijo que fue (y es), y, sobre todo, al padre que desea ser, sin saber si será capaz de serlo. Pero para ello, tendrá que sorprenderse con lo obvio: este padre también es hijo de alguien. El padre tuvo un padre y, al igual que Tadeo, fue profundamente marcado por esta relación.